Hoy en día vivimos en un mundo VUCA (Volatility, Uncertainty, Complexity, Ambiguity, por sus siglas en inglés, o sea, Volátil, Incierto, Complejo y Ambiguo), con dinámicas de cambio constante y difícil de predecir, con multiplicidad de fuerzas que se interrelacionan en todos los ámbitos del conocimiento y la vida, con una interdependencia de variables difíciles de descifrar, con oportunidades y desafíos permanentes que implican el manejo constante de alternativas que saltan día a día en nuestra realidad.
Nos encontramos en el quinto orden tecnológico, cuyo modo de vida se basa en los logros. La informática, la microelectrónica, la biotecnología, la ingeniería genética, el desarrollo de comunicación avanzada, la exploración del espacio, el uso de nuevos materiales y más formas de energía son el contexto del quinto orden, en el cual podemos ver la transición de la sociedad a una red unificada de agencias y empresas conectadas a internet, llevando a cabo cooperación en todos los ámbitos de la economía, la cultura y las esferas de la vida planetaria.
La evidencia del cambio dramático está a nuestro alrededor y sucede a una velocidad exponencial con el reflector en temas como la ubicuidad, la supercomputación móvil, los robots artificialmente inteligentes, la autoconducción de coches, mejoras cerebrales neurotecnológicas, manejo de la genética y lo que resta por venir en breve. Actualmente tenemos el potencial de conectar a miles de millones de personas más a las redes digitales, mejorar la eficiencia de las organizaciones e incluso gestionar acciones que ayuden a regenerar el entorno natural. Facebook cuenta con más de 1,800 millones de usuarios y es más grande en personas que China con sus 1,300 millones de habitantes. Twitter tiene 300 millones, Instagram más de 600 millones y LinkedIn arriba de 450 millones de usuarios. Durante 2017 se han hecho, en promedio, 6 mil millones de búsquedas por día en Google, cuando en 2015 tan sólo se llegaba a 1.2 millones. Estamos asistiendo a un verdadero salto evolutivo.
El empuje de la Inteligencia Artificial
El profesor Klaus Schwab, economista alemán que fundó el Foro Económico Mundial, está convencido de que nos encontramos en el comienzo de una revolución que está cambiando fundamentalmente la forma en que vivimos, trabajamos y nos relacionamos unos con otros, lo que explora en su nuevo libro La cuarta revolución industrial. Las revoluciones industriales anteriores hicieron posible la producción en masa y trajeron capacidades digitales a miles de millones de personas. Sin embargo, ésta es fundamentalmente diferente; se caracteriza por una serie de nuevas tecnologías que fusionan los mundos físico, digital y biológico, afectando a todas las disciplinas, economías e industrias, y desafiando las ideas sobre lo que significa ser humano.
“La revolución del aprendizaje de la máquina realmente se ha iniciado”, según Erik Brynjolfsson, director de la Iniciativa del MIT sobre la Economía Digital, quien ha descrito cómo, por primera vez, las máquinas pueden ver mejor que los humanos, leer letreros de calle y hasta diagnosticar cáncer. Por su parte, Nick Bosrom de la Universidad de Oxford asegura que “el desarrollo de las máquinas con inteligencia cambia de forma fundamental la naturaleza de la vida en la tierra”. Todo el empuje de la inteligencia artificial traerá grandes beneficios a la humanidad en términos de su calidad de vida y creará miles de millones de dólares en el valor de las industrias que utilizan las nuevas tecnologías.
Sin embargo, es innegable que la continua automatización y digitalización de nuestro mundo y nuestro lugar de trabajo es un cambio que nos sacude profundamente. Citando algunas predicciones hacia el futuro, Saadia Zahidi, Jefe de Educación, Género y Trabajo en el Foro Económico Mundial, mencionó que hasta el 47% de los trabajos puede ser automatizado y a distancia, mientras que la cifra conservadora sugiere sólo el 9%.
Grandes pérdidas de empleo se presentan francamente ante nosotros. No existe una ley económica que establezca que todos se beneficiarán de una revolución industrial y es posible que una mayoría se quede atrás. Muchos empleos desparecerán, al igual que ocurrió en revoluciones industriales del pasado. Los riesgos mayores se encuentran en los países que han apostado por trabajos enfocados en mano de obra barata, ya que jamás podrán competir con la próxima generación de robots; los trabajos manuales o procedimentales serán indudablemente sustituidos. Pensemos en contadores, conductores, maquiladores, abogados de trámites y toda cuestión mecánica, procedimental o rutinaria.
Al desaparecer muchos trabajos, serán exigidos habilidades y conocimientos que antes no eran requeridos y que hoy debemos desarrollar, además de encontrar distintas formas de acercarnos a las nuevas industrias y contar con las capacidades para cambiar, generar, improvisar y probar lo desconocido. Como expresa el filósofo sueco Nick Bosrmom, “lo que hace poderosos a los humanos en este planeta no es que tengamos dientes más afilados, sino que nuestro cerebro es más inteligente y se tendrá que seguir desarrollando”.
Estamos caminando en una curva exponencial de crecimiento: estábamos viviendo en una especie de prehistoria, acostumbrados a que las cosas avanzaban paso a paso, como dice el mercadólogo Mac Kroupensky, y de repente aparece la ley de Moore, que explica que cada dos años se duplica el poder de cómputo y el precio cae a la mitad. Se estima que para el año 2020 habrá 50 millones de cosas conectadas a internet y para el 2030 serán 50 mil billones, es decir, la cifra va a crecer por un factor de mil en tan sólo diez años.
Ante esto, niños y jóvenes deben entender lo importante de abrazar el cambio. Tenemos que pensar en cómo nos estamos preparando y cómo estamos capacitando a las generaciones por venir. Esto significa convertirnos en alumnos emprendedores de nuestro propio conocimiento en un mundo de constante transformación. Ahora la vida sucede y fluye a través del cambio constante y en plazos breves.
¿De qué hablan las prospectivas?
Algunos empleos parecen aún muy lejanos a nuestra realidad, pero otros ya están frente a nosotros y cada vez más cerca. Mencionemos algunos que ya suenan a mediano e incluso a corto plazo:
Un ejemplo: en el reciente Súper Bowl 51, Lady Gaga tuvo un cielo de 300 drones de la compañía Intel que se hicieron cargo del show en vivo y dibujaron estrellas a sus espaldas, cubriendo las normas estadounidenses de aviones no tripulados. Empresas como Amazon ya trabajan en ofrecer sus servicios de mensajería mediante drones, con lo que planean acelerar sus entregas y acceder a todo tipo de zonas, tanto urbanas como rurales de difícil acceso. Cada día veremos emerger su uso en diferentes sectores de la vida.
Tendremos también empleos que ni siquiera nos imaginamos. Hace unos meses, una escuela en la ciudad de México buscaba Coordinador de espacio maker, Creador artístico de impresora 3D y Curador de contenidos digitales. ¿Cuándo habíamos imaginado que se requirieran estos puestos y perfiles?
Los empleos del futuro fomentarán una explosión de trabajo desde casa o en áreas cercanas a los hogares, lo cual implica cambios profundos en las organizaciones y en las evaluaciones de Recursos Humanos. Seguramente la forma de pago cambiará a través de diversos medios como Bitcoins o como algunos youtubers que están ganando miles de pesos mensuales en productos y servicios. Sin embargo, es muy importante que la gente cuente con un ingreso regular (más allá de lo suficiente) que le permita ahorrar, educarse y ser parte de un ecosistema natural en crecimiento. En ese sentido, los gobiernos deberán entender este tipo de nuevos modelos y crear condiciones de crecimiento, exploración y movilidad social, de tal manera que cada persona encuentre su propia liberad de ser y de aportar a la humanidad.
Hay quienes dicen que sólo podemos prospectar con lo que nuestra mente conoce y entiende, pero hay algo seguro: tenemos que estar preparados para abrazar los cambios con la actitud, la disposición, las habilidades y los conocimientos que nos ayuden a enfrentar los trabajos y los retos que se irán presentando ante nosotros.
Este artículo se publicó en el número 16 de la revista impresa u-GOB.